La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya tiene registros de hasta 124 vacunas en investigación en todo el mundo para comprobar su eficacia para prevenir la enfermedad por coronavirus. De este número, un total de 10 proyectos se encuentran en fase clínica, es decir, con ensayos en humanos, mientras que las otras 114 candidatas se encuentran en fase preclínica, con experimentación en laboratorio con modelos animales.
Las compañías farmacéuticas y centros públicos de investigación han unido esfuerzos para encontrar una solución terapéutica a esta crisis sanitaria. Se pone de manifiesto al comprobar que los proyectos en investigación se han multiplicado por seis en apenas dos meses.
De las diez vacunas en fase clínica, dos de ellas, la desarrollada en China por la compañía CanSino Biological y la que investiga en EEUU el laboratorio Moderna Therapeutics, están ya en la fase II de las tres necesarias antes de poder sacar una vacuna al mercado.
Estas dos vacunas utilizan plataformas de desarrollo diferentes, lo que aumentará las posibilidades de éxito. Entre las otras ocho vacunas más avanzadas, con ensayos en humanos, destacan dos. Por una parte, la compañía estadounidense Pfizer, que desarrolla su proyecto junto al laboratorio alemán Biontech, y otra de la farmacéutica británica AstraZeneca, que investiga junto a la Universidad de Oxford.
Los otros seis proyectos son los de dos laboratorios estadounidenses, Inovio Pharmaceuticals y Novavax, y los de cuatro chinos, dos de la compañía Sinopharm, uno de Sinovac y otro de la Academia de Ciencias Médicas de China.
Entre las 114 vacunas en fase preclínica destacan las investigaciones de la farmacéutica británica GSK, con cuatro proyectos en marcha sobre vacunas, todos ellos en asociación, con los laboratorios Innovax, Clover Biopharmaceuticals, Sanofi y un cuarto con la Universidad de Queensland y la compañía Dynavax. El proyecto de la propia Sanofi, que desarrolla una vacuna junto a la biotecnológica Translate Bio; la investigación del laboratorio estadounidense Johnson & Johnson junto a la Autoridad para la Investigación y el Desarrollo Biomédico Avanzado (Barda) de EEUU, que ya ha comenzado la producción a riesgo en sus instalaciones de Leiden (Países Bajos), y la vacuna en investigación de la compañía japonesa Daiichi-Sankyo, en colaboración con la Universidad de Tokio.
Entre las vacunas candidatas en fase preclínica también se encuentran los dos proyectos desarrollados en España por el Centro Nacional de Biotecnología, perteneciente al Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CSIC).
En el momento en que alguna de estas vacunas haya superado todos los ensayos de seguridad y eficacia, las compañías farmacéuticas se han comprometido a que estos tratamientos sean asequibles y estén disponibles en todo el mundo de manera equitativa.
Así lo reafirmó recientemente la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (Ifpma) al unirse como socio fundador a la alianza mundial liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) –denominada ACT Accelerator. Su objetivo es acelerar el desarrollo y la producción de terapias y vacunas frente al coronavirus y asegurar una rápida distribución del tratamiento en cuanto esté disponible.
“Estamos totalmente comprometidos con su objetivo de acelerar el desarrollo, la producción y el acceso equitativo a terapias y vacunas frente a la Covid-19 y que éstas sean seguras, de calidad, efectivas y asequibles”
Director general de Ifpma, Thomas Cueni
A la alianza también se han sumado los principales gobiernos de Europa, Iberoamérica, África y Asia, entre ellos el de España.
Fuente: El País