En julio pasado, la planta del gigante alemán Bayer, el rey de la aspirina, cumplió 75 años de operaciones en España. Situada en La Felguera, en el concejo de Langreo (Asturias), este centro es una muestra de la importancia que cobra cada vez más la industria farmacéutica española en Europa y el mundo.
Desde medicamentos hasta materias primas para la fabricación de esas moléculas. Este sector es uno de los más potentes por su fuerte gasto en investigación y desarrollo (I+D) y creación de empleo de calidad. Incluso por encima de sectores tan innovadores como el del motor. Un atractivo que se refleja en la apuesta tanto de grandes empresas extranjeras como españolas por instalar sus plantas de producción en la Península. Son casi 80 fábricas de productos farmacéuticos, pertenecientes a más de 50 laboratorios mundialmente reconocidos de un total de 183 con actividad en España.
La industria mueve más de 15.000 millones de euros al año y concentra las tres cuartas parte de su actividad en Madrid y Barcelona
Estos generaron una facturación de 15.213 millones de euros en 2015, un 2,2% más que el año anterior. El valor de sus exportaciones ascendió a 11.128 millones, con un aumento del 8,3%, último dato disponible que recoge la patronal Farmaindustria, con 166 socios, a la espera de su actualización a finales de este mes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La actividad se concentra en Madrid, donde resalta la producción de materias primas y fármacos, y Barcelona, más enfocada en materias primas, con miras al exterior, apunta un informe de 2016 del Ministerio de Economía.
Otro ejemplo de este empuje es la catalana Grifols, que cotiza en el Ibex 35, pero que no forma parte de Farmaindustria. Con dos plantas en Barcelona y otras dos en Murcia, se centra en la fabricación de hemoderivados (componentes de la sangre), un negocio que reportó en el primer semestre del año unos ingresos de 2.192 millones de euros, un 12,3% más que en el mismo periodo anterior, gracias principalmente a la mayor demanda mundial de proteínas plasmáticas.
La también catalana Almirall, presente en el mercado bursátil, con dos centros en Barcelona y unos ingresos de 859,3 millones en 2016, se especializa en dermatología, aunque cuenta con una amplia gama de productos. Entre sus fármacos propios más vendidos están Airtal (antiinflamatorio), Almax (antiácido), Cordran (afecciones cutáneas), Decoderm (antifúngico para la piel) o Ebastel (antihistamínico).
Rovi, igualmente cotizada, con tres plantas en Madrid dedicadas a la elaboración de jeringas precargadas, comprimidos y cápsulas e inyectables, y un centro de I+D, respectivamente; y otra en Granada, que elabora anticoagulantes, su especialidad. Con una cifra de ventas de 265 millones, Hibor (heparina) y el biosimilar de Enoxaparina son sus medicamentos estrellas; este último ha comenzado a venderse este mes en Alemania.
Grifols, Almirall, Rovi, Faes Farma, Esteve y Ferrer son los gigantes españoles del sector
O la vasca Faes Farma, también en Bolsa, con un centro en Vizcaya centrado en la elaboración de comprimidos, cápsulas, granel y líquidos (jarabes, colirios). Bilaxten (antihistamínico de investigación propia) e Hidroferol (vitamina D) son sus fármacos superventas en España, indica la compañía, que facturó 236,9 millones de euros en 2016.
Esteve, con una producción de 100 millones de unidades y una facturación de 813 millones en 2016, tiene plantas en España, México y China. Ferrer completa el podio de los gigantes españoles, donde también sobresalen Reig Jofre, con una planta de antibióticos en Toledo, o Cinfa, enfocada en genéricos en Pamplona.
Entre las internacionales, la francesa Sanofi cuenta desde hace 45 años con un centro en Girona dedicado a la fabricación de hormonas tiroideas. Su producción en 2016 alcanzó los 3.165 millones de unidades galénicas (de origen natural), lo que equivale a 69 millones de unidades repartidas en 73 fórmulas distintas para más de 20 patologías diferentes, según información pública. El 85,6% de su producción va al exterior. Y la alemana Merck fabrica en Tres Cantos (Madrid) la hormona de la fertilidad para todo el mundo, con gran demanda en China.
España es el quinto mercado europeo en volumen de ventas y empleo, después de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido; y el sexto en términos de producción, tras los países citados e Irlanda, según la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (Efpia, por sus siglas inglesas).
Las empresas que conforman el sector invierten más de 33.700 millones en I+D al año, el 17% de su facturación, señala este organismo. En España, en 2016, el monto ascendió a 900 millones, lo que representa el 20% del total. En tanto, el número de trabajadores llegó a 39.392, un 1,1% más que el año anterior. El 95% de ellos tienen un contrato fijo, el 50% cuentan con titulación universitaria y el 50% son mujeres, señala Farmaindustria.
Hasta 2021, el crecimiento medio del sector en Europa estará entre el 1% y el 4%, según las previsiones de la consultora IMS Health, con Reino Unido, Alemania, España e Italia en cabeza.
El biotecnológico es uno de los sectores punteros en España, con previsiones de crecimiento de más de dos dígitos en los próximos años. Solo en 2016, las inversiones en él alcanzaron los 127 millones de euros en 77 operaciones, entre ampliaciones de capital privado, salidas a Bolsa, emisión de acciones, operaciones corporativas, financiación y actividad del capital riesgo, contabiliza la patronal Asebio (Asociación Española de Bioempresas).
Cotizadas. En la Bolsa de Bruselas fluctúa la biotecnológica TiGenix, fabricante de terapias celulares, con centros de fabricación en Madrid, Lovaina (Bélgica) y Sittard-Geleen (Holanda); Oryzon es miembro del mercado continuo español y está especializado en la investigación de nuevos fármacos, lo mismo que PharmaMar, con planta en Madrid, que es el único productor español de un antitumoral: Yondelis.
Fuente: Cinco Días