A pesar de que la separación de Reino Unido de la Unión Europea no se completará hasta 2019, el Brexit ya tiene efectos sobre la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). A través de un comunicado, el órgano regulatorio ha informado de la suspensión de varias de sus actividades para poder afrontar la mudanza de Londres a una nueva sede todavía desconocida, aunque no faltan candidaturas para ello, como la de Barcelona.
Son numerosas la labores que la EMA a dejar en suspenso. A pesar de que actividades como la farmacovigilancia o la aportación de la agencia a estrategias europeas como la de las resistencias antibióticas no acabarán afectadas, se abandonará (temporalmente) el desarrollo del Portal Europeo de Medicamentos (una base de datos de acceso público que se estaba elaborando), la mejora de los procesos telemáticos para las solicitudes de autorización de productos y la elaboración de nuevas medidas de transparencia para el órgano.
Así mismo, la EMA va a reducir el número de auditorias que lleva a cabo, así como las actividades de gobierno corporativo y los talleres y las reuniones. Todo ello para liberar a 43 funcionarios de la agencia y destinar más recursos a la mudanza.
“Prepararse para la mudanza, gestionar los cambios necesarios y abordar desafíos tales como posibles pérdidas de personal cualificado y experimentado requiere recursos internos considerables", ha indicado en un comunicado Noel Wathion, director ejecutivo adjunto de EMA y jefe de la EMA Task Force, el equipo de trabajadores de la agencia que se va a encargar de la mudanza. "Con este plan pretendemos garantizar que la evaluación de los medicamentos no se interrumpa y que los pacientes en Europa continúen teniendo acceso a medicamentos de alta calidad, seguros y eficaces".
La EMA hace énfasis en que el problema de recursos humanos que puede provocar el Brexit. “La inesperada pérdida de personal más alta, más rápida o más permanente como consecuencia de la reubicación de la agencia puede conducir a una situación en la que las operaciones de EMA ya no puedan mantenerse”, pudiendo poner en peligro “la producción y distribución de medicamentos en la UE”.
Fuente: Redacción Médica