La industria farmacéutica, representada por Farmaindustria, la patronal de la industria farmacéutica innovadora en España, se ha confirmado como sector estratégico clave para permitir al país salir de una crisis que ya es asistencial, económica y social.
Con la presentación del libro ‘Innovación sanitaria para salir reforzados de la crisis de la Covid-19’, editado por Hiris, se repasan las tesis de 12 autores del máximo relieve en farmacoeconomía, investigación y atención sanitaria, además del sector productivo de medicamentos.
El director general de Farmaindustria, Humberto Arnés, celebra la llegada de un libro en el que queda meridianamente claro que una industria farmacéutica sólida es vital para todo país avanzado, dado que es el sector que lidera la I+D de fármacos en el mundo, en un marco de cooperación estrecha con Gobiernos e instituciones públicas y de investigación, además de haber demostrado sobradamente su capacidad para garantizar el abastecimiento de medicamentos, a través de tejidos productivos dinámicos y bien asentados.
Para Humberto Arnés, resulta manifiesto que la investigación biomédica es esencial para la calidad de la prestación sanitaria porque, actualmente, sería imposible hablar de sistemas sanitarios modernos sin una labor de investigación ininterrumpida, tal como evidencia cada día la carrera sin precedentes que se libra, desde 2020, para lograr vacunas contra la Covid-19, en paralelo a la búsqueda de sus tratamientos más eficaces y seguros.
Arnés destacó la forma en que la pandemia trajo enseñanzas y nuevas formas de relación personal, corporativa e institucional, junto a la certidumbre que da saber que únicamente será posible salir de la actual crisis mediante la innovación que pone al alcance de la población los aludidos nuevos tratamientos y vacunas, porque, según aseveró, la investigación biomédica es responsable del aumento de la esperanza de vida que tienen los ciudadanos al nacer, incrementada en tres cuartas partes en los últimos tiempos.
Reflexionó el director general de Farmaindustria sobre que, aunque España posee un buen sistema sanitario, resulta no ser tan bueno como todo el mundo creía antes de la llegada del SARS-CoV-2, probablemente por haber sido ya dañado previamente con las restricciones de financiación lastradas desde la anterior crisis socioeconómica.
Desde esta importancia estratégica de la industria farmacéutica, al ser capaz de solucionar problemas de salud, Arnés puso el acento en que las necesidades sanitarias previas a la pandemia no fueron desatendidas ni en los peores momentos de pandemia, al existir 25 millones de pacientes crónicos que recibieron entonces, y ahora también, su medicación diaria.
Junto a esto, destacó este ponente como otro gran hito haber logrado 10 vacunas para la Covid-19 totalmente nuevas y en un tiempo inaudito hasta la fecha, en número que también se incrementará, sin duda, cuando fructifiquen parte de los otros 80 proyectos de fármacos de prevención que hay en marcha en el mundo.
El director general de esta organización describió la industria farmacéutica radicada en España como un sector intensivo en producción de nuevos medicamentos, al que le cumple muy bien la calificación de tarro de las esencias de la innovación y la I+D en el país, factor que le sitúa en posición de cabeza a la hora de impulsar la recuperación económica nacional, tal como fue defendido por Farmaindustria ante la Comisión de Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados.
Como más reciente manifestación de interés, Arnés citó el proyecto sectorial elevado al Ministerio de Industria para contribuir a la seguridad nacional ante emergencias, mediante el incremento de la potencia productiva española, dentro del programa Medes de la Unión Europea (UE), trabajo en el que se explicitan las razones por las que España puede y debe convertirse en un hub de innovación europeo y mundial.
Por todo ello, este directivo reiteró que será la investigación la que sacará a la población de su actual situación, como se explica en el libro editado por Hiris, a cuyas tesis se sumó Farmaindustria con su mejor ánimo constructivo y de colaboración.
El director general y fundador de Hiris, el doctor Jesús María Fernández, asumió el difícil reto de glosar las principales ideas fuerza de este libro, al responder personalmente también de la autoría del primer capítulo, en el que se describe el círculo virtuoso que componen la salud, la economía y la búsqueda de la prosperidad, tan amenazadas las tres por la pandemia actual.
Todo hasta concretar la síntesis del binomio compuesto por la economía y la salud, en paralelo al reconocimiento de todos los profesionales sanitarios, y los agentes del sector salud en general, que lograron salvar a decenas de miles de personas desde que aterrizó el SARS-CoV-2 en España.
Elogió el también exportavoz socialista de la Comisión de Sanidad de la Cámara Baja el enorme éxito investigador que supuso haber secuenciado el genoma del nuevo patógeno, en apenas dos meses, cuando llevó 28 años hacer los mismo con el del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), un hito que distribuye en similares partes entre los equipos asistenciales de primera línea, los centros de investigación y las propias compañías biofarmacéuticas.
Jesús María Fernández cifra la caída del PIB español en un 12 por ciento, como enorme daño asestado por un patógeno tan diminuto, en un agujero de 150.000 millones que equipara al doble del gasto sanitario total y habitual en el país, a un ritmo de pérdida de 450 millones de euros al día, de manera que el coste de 1.000 millones de euros previsto por el Estado para enmendar los destrozos de la pandemia podrían saldarse en apenas dos jornadas.
Asigna, Fernández, igualmente, a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ODS), fijados en 2015, el haber podido reducir la mortalidad infantil a la mitad en los menores de cinco años, principalmente desde que se generalizó la vacunación contra el sarampión, al igual que los antirretrovirales permitieron bajar en 15 años la mortalidad por VIH en 1,3 millones de fallecimientos desde la cifra de 2,5 millones en el mundo, tal como precisó.
Así, defiende este ponente el enfoque holístico de estos objetivos, que van más allá de luchar contra la pobreza o la enfermedad, al poner el campo de batalla, según él, en la lucha contra el cambio climático y a favor de las industrias inclusivas y la perspectiva de género que también defiende el actual Gobierno de España.
Citó Fernández, por ello, las tesis del World Economic Forum, como entidad de análisis internacional que también vincula directamente el desarrollo global a la salud sostenible, mediante la innovación disruptiva y la vigilancia climática.
Ve, ahora, Fernández para España la oportunidad de llegar a cambios sociales que nazcan de cambios productivas en una vía de ida y vuelta, de forma que la pandemia haga posible dar un salto a una economía más moderna e inclusiva, con el requisito imprescindible, señaló, de subir el actual 1,23 por ciento que España dedica a I+D+i al 2 por ciento de la media europea, así como elevar los 2.200 euros per cápita que recibe cada ciudadano en España en concepto de gasto sanitario.
Se sitúa, por tanto, este ponente en la estela de las recomendaciones consensuadas por la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados, en aras de potenciar en la nación los sectores con mayor densidad de conocimiento.
En ese sentido, Fernández destacó la lucidez de los 12 autores de este libro, encabezados por el profesor Antón Costas, además de citar el modelo hospitalario que se avecina según las predicciones de Joan Comella, que es el director del Instituto de Investigación Vall d’Hebron (VHIR) de Barcelona, y su jefa de Desarrollo de Negocio, Laia Arnal.
Ello con palabras también merecidas por el concepto de reindustrialización descrito por Nathalie Moll, actualmente directora de la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (EFPIA), extensibles en la consideración de Fernández al profesor Eduardo Díaz Rubio, que es el actual presidente de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANM), en su defensa escrita de la Medicina Personalizada de Precisión, tanto en su dimensión de presente como de futuro.
También tiene capítulo en este libro el director general de la consultora IQVIA en España, José Luis Fernández, profundo conocedor de la innovación farmacéutica de inminente llegada y con capacidad para articular propuestas propias sobre la preservación de la sostenibilidad del sistema sanitario mediante pagos por valor.
Todo junto a las reflexiones del profesor de Economía Álvaro Hidalgo, que es miembro del claustro de la Universidad de Castilla-La Mancha y presidente de la Fundación Weber, para quien la evaluación de medicamentos y tecnologías sanitarias será radicalmente distinta una vez que pase la actual pandemia de coronavirus.
Elogió Fernández en similares términos las aportaciones de David Cantarero, que es profesor de Economía en la Universidad de Cantabria, y sus puntos de vista sobre la financiación autonómica de los servicios de salud, aún pendiente de una demostrable suficiencia.
Ello sin olvidar los postulados recogidos en este libro por Santiago Rabanal, que es el director gerente de la Organización Sanitaria Integrada Eskerraldea-Enkarterri-Cruces de Osakidetza Cruces, en lo tocante a la experiencia de paciente, además de las cuentas siempre ajustadas del director del Departamento de Estudios de Farmaindustria, Pedro Luis Sánchez, en defensa de un sector que representa antes inversiones en salud que gastos improductivos, si se tiene en cuenta, por ejemplo, la calidad en el empleo que genera, con o sin crisis.
Ello dentro de una lista completada por Josep Pomar, que es el gerente del Hospital Son Espases de Palma de Mallorca y presidente de la Fundación Signo, y por el tándem compuesto por Patricia Arratibel y Rafael Bengoa, que son los responsables del Instituto de Estrategia SI Health y de interesantes puntos de vista sobre iSalud y su aplicabilidad a los pacientes crónicos.
Finalmente, y para conocer las conclusiones de los autores de los capítulos, Fernández anima tanto a la atenta lectura de los mismos como al visionado de los microvídeos o píldoras audiovisuales con las que Hiris muestra sus principales ideas.
El catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona (UB), Antón Costas, constató que ya nadie discute que la Salud Pública es imprescindible para la buena marcha de la economía y la Democracia, dado que, dentro del vínculo existente entre la salud y la economía, se tiene que haber superado la perspectiva del gasto en Sanidad contabilizado como equivocadamente improductivo.
Para dar respaldo a esta idea, Antón Costas citó el artículo ‘Qué puede hacer la sanidad por la economía: el coste-efectividad de las estrategias de test, rastreo y aislamiento‘, publicado por la profesora del Departamento de Métodos Cuantitativos en Economía y Gestión de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Beatriz González López-Valcárcel, según el cual invertir un euro en esas tres medidas adoptadas frente a la Covid-19 suponer aplicar un multiplicador de siete.
Para el también editor de este libro de Hiris, ya no pueden darse situaciones como aquella en la que un consejero de Sanidad negaba el derecho a la protección de la salud cuando arreciaba la anterior crisis socioeconómica, de 2008.
Aún más lejos en el tiempo, Costas estima que las prioridades de las políticas sanitarias resultaron erradas en los países occidentales, desde los años 80 del siglo pasado, a diferencia de naciones tan alejadas en lo geográfico, como Australia, Corea del Sur y Nueva Zelanda, cuya fortaleza ante los efectos de la pandemia de la Covid-19ese superior, en virtud de mayores y sostenidas inversiones en salud, dentro de un mayor equilibrio entre lo público y lo privado.
Estas inversiones, a juicio del citado catedrático, trajeron una mayor prosperidad a esos países de Extremo Oriente, al situarse en línea con el legado de los 30 gloriosos, tres décadas de crecimiento que discurrieron entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la crisis del petróleo de los años 70 del siglo XX, a partir del contrato social de posguerra que permitió crear, entre otras cosas, los sistemas nacionales de salud.
En ese punto, este ponente desmintió la predilección económica, o trade-off, imperante hasta hace unos años, de asumir que, en términos de relación de costo-beneficio, hay que sacrificar algo para obtener un aprovechamiento, con el ejemplo de que reducir la equidad en la asistencia sanitaria redunda en una mayor prosperidad colectiva, en seguimiento de la Ley de Okun, postulada por el economista del mismo nombre en el inicio de la década de los 60 de la centuria pasada, y que este mismo ponente enseñaba en sus clases hasta hace apenas un lustro.
Deduce Costas de esa estrategia de crecimiento basada en la preponderancia de la inversión en bienes privados, ya sean de capital, infraestructuras o flexibilización de mercados, la causa de que en el último cuarto del siglo XX, y en lo que va del actual, la prosperidad se viera frenada para el común de las poblaciones.
Por eso, y después de confirmar que lesionar la equidad en la atención sanitaria no crea riqueza, sino todo lo contrario, Costas saludó como una epifanía que el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros observatorios internacionales defiendan que una inversión razonable en equidad, materializada en el ámbito público, no lastra la prosperidad, sino que la genera, una revelación que celebra este ponente recibir de esos entes no confesionales, y no desde la Ciudad del Vaticano, a partir de datos longitudinales cosechados en múltiples países a lo largo de muchos años.
Al dar la razón al dicho popular de que “no hay mal que por bien no venga”, Costas especuló con la posibilidad de que la pandemia haya venido a mostrar las debilidades industriales y científicas que existían en el sistema sanitario, antes de su llegada.
Resulta necesario establecer un nuevo contrato social que permita modernizar el actual ecosistema de la salud, en el que la clave de bóveda es la generación de valor, en un terreno en el que la propia naturaleza del sector farmacéutico, a la hora de potenciar el empleo de calidad y bien remunerado, está en perfecta sintonía, según las palabras de este ponente.
Para Costas, los Fondos Europeos de Recuperación Covid-19, contemplados en el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la UE, deben ser orquestados con los incluidos en la Next Generation UE, instrumento temporal concebido para impulsar la recuperación, dentro de un presupuesto a largo plazo y dado que se trata de un montante inédito hasta la fecha en suelo europeo.
Todo para lograr que, tanto el Fondo de Recuperación y Resiliencia, (rescEU) y el nuevo programa de salud, EU4Health, se sumen al Horizonte Europa de investigación e innovación, entendido ello como una gran palanca de cambio que no solo busque transformar el continente, sino también ayudar ahora a las familias y empresas europeas que deberán mantenerse a flote en ese nuevo tejido productivo a regenerar.
En línea con las recomendaciones económicas de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados, y sin caer en tentaciones equivocadas por parte de las autoridades tanto comunitarias como españolas, extrajo este catedrático que tuvo la humildad de reconocer que había estado equivocado hasta hace apenas cinco años, que la pandemia cambiará seguramente la mentalidad económica y político-económica.
Ello al aceptar que es factible cambiar las ideas cuando también cambia la realidad, al suponer una buena oportunidad para virar las formas de pensar sin llegar, quizás, a cabalgar contradicciones, una oportunidad, también y como ejemplo aportado por Costas, de sumar desde ahora la salud al turismo como pilar de la economía nacional.
Fuente: Acta Sanitaria