La carrera para lograr un tratamiento efectivo capaz de frenar la pandemia de coronavirus recuerda, a menudo, a las luchas intestinas entre las grandes potencias mundiales del siglo XX. La mítica batalla que libraron Estados Unidos y la URSS por la conquista del espacio, o la competición entre los nazis y el Proyecto Manhattan para desarrollar la bomba atómica tienen ciertos ecos comunes con la 'maratón' en la que están inmersos países de medio mundo para lograr una vacuna efectiva contra la Covid.
Actualmente hay un total de 173 proyectos de vacuna en diferentes fases de desarrollo registrados por la OMS, de los cuales 31 se encuentran en fase de experimentación clínica. De ellos, solo seis han llegado por ahora a fase 3de desarrollo -el último y más complejo escalafón antes de recibir el visto bueno de los reguladores internacionales- y todavía tardarán unos meses en publicar los resultados de unos ensayos clínicos que se están desarrollando en estos momentos.
Hasta ahora, no hay ninguna vacuna certificada oficialmente y la que lideraba la carrera, Astrazeneca y Oxford, han interrumpido repentinamente el ensayo clínico después de que haya enfermado uno de los pacientes. Las vacunas que China o Rusia han empezado a aplicar a su población se encuentran en diferentes estadios de desarrollo, pero ninguna ha obtenido un certificado para su comercialización de un organismo de prestigio.
La mayoría de las 173 candidatas se quedarán en el camino -según GAVI, la Alianza para la Vacunación, en circunstancias normales solo superan la fase clínica entre el 15 y el 20% de los proyectos de vacuna- y solo unas pocas lograrán la licencia para comercializarse.
De hecho, según recoge The Economist, habitualmente el 20% de los proyectos de vacuna que llegan a fase 3 fracasan, un porcentaje que en este caso podría ser incluso superior dado que algunas de los proyectos más prometedores incluyen tecnologías nuevas y los plazos habituales de experimentación se han acortado al máximo para lograr un remedio lo antes posible.
Pero, en esta carrera, -y aunque, por supuesto, siempre habrá un proyecto que sea el primero en colgarse la medalla-, lo importante no es tanto llegar primero como saber llegar. Y cuantos más lo consigan, mejor será.
Primero porque en todo el mundo viven alrededor de 7.700 millones de personas, de las que habría que vacunar en torno al 50 o 60% para lograr una inmunidad colectiva efectiva. Esto implicaría fabricar, como mínimo, 3.350 millones de unidades y teniendo en cuenta que varias de las candidatas mejor posicionadas plantean una doble inoculación, la cifra podría ser mucho mayor.
Además, hay que tener en cuenta que los niveles de producción en masa necesarios para satisfacer la urgente demanda no tienen precedentes.
Y segundo porque puede que las primeras vacunas que superen el proceso no sean las más eficaces y su disponibilidad, sobre todo al principio, será escasa. Entre otras razones debido a la altísima demanda, a los acuerdos de precompra que han alcanzado ya varios países pudientes y a la priorización de su propio interés que Estados como China -con varios proyectos avanzados- podría aplicar a las vacunas de fabricación nacional.
A 27 de agosto, estos son los proyectos más avanzados de vacunas contra la Covid-19 reconocidos por la OMS:
Esta vacuna era una de las mejor posicionadas para ser de las primeras en salir al mercado. En los ensayos clínicos de fase 1 y 2, en los que se inoculó el tratamiento a 534 personas, se encontró una fuerte respuesta inmune celular y humoral. El problema ha surgido en la fase 3, obligada a interrumpir el ensayo clínico tras enfermar uno de los pacientes, mientras estaba siendo testada en decenas de miles de voluntarios en Reino Unido, Brasil o Sudáfrica.
En el caso de que todo hubiera transcurrido de manera normal en la fase 3, se esperaba que las primeras dosis de esta vacuna estuvieran disponibles a finales de 2020. De momento, y aun a la espera de conocer las conclusiones definitivas, Estados Unidos, la Unión Europea -que realiza compras colectivas para sus miembros- y Reino Unido ya han adquirido más de 2.000 millones de dosis.
Concreamente, la UE llegó a un acuerdo el pasado 14 de agosto para hacerse con 300 millones de dosis más una opción de otras 100 millones adicionales, de las que 30 millones corresponderán a España.
El proyecto conjunto entre la empresa biotecnológica Moderna y el Instituto nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de EE UU está también entre los más avanzados. El pasado 14 de julio, la empresa presentó los resultados preliminares de sus ensayos de fase 1 en los que los 41 voluntarios que participaron generaron un nivel de respuesta inmune similar a los de personas recuperadas de Covid. Además, la empresa anunció el miércoles que la vacuna genera "respuesta inmune prometedora" en uno de los grupos de edad más vulnerables: los mayores.
Actualmente, esta vacuna se encuentra en la última fase de pruebas, que inició a finales de julio con más de 30.000 voluntarios. El gobierno estadounidense ya se ha reservado 100 millones de dosis con una opción de compra de 400 millones más y la UE se encuentra en conversaciones con la multinacional para adquirir unas 80.
Su planteamiento es similar al de Moderna: una vacuna basada en ARN mensajero con dos inoculaciones separadas por 28 días. Los resultados preliminares de sus ensayos clínicos en Alemania y EE UU concluyeron que genera respuesta inmune y actualmente se encuentra reclutando voluntarios para sus ensayos de fase 2/3, que plantean realizar pruebas en EE UU, Argentina, Brasil, Alemania, Turquía y Sudáfrica.
Si la vacuna supera los siguientes ensayos clínicos, las dos empresas planean enviar el proyecto definitivo a los reguladores como pronto en octubre. Según manifiesta Pfizer, las dos empresas podrían suministrar hasta 100 millones de unidades de la vacuna a finales de 2020 y 1.300 millones para el año que viene.
El Banco Europeo de Inversión ha firmado un acuerdo de financiación con BionTech (empresa con sede en Alemania) por valor de 100 millones de euros para impulsar el proyecto.
Esta empresa patrocinada por el Estado chino apuesta por inocular ejemplares del virus inactivados para generar respuesta inmune. Hace dos semanas se publicaron en la revista Journal of American Medical Association los resultados de sus ensayos clínicos de fase uno y dos, que demostraron que provoca respuesta inmune y una baja tasa de efectos secundarios.
Actualmente, Sinopharm está desarrollando sus ensayos de fase 3 en Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Sin embargo, el pasado 22 de julio China aprobó el uso de esta vacuna, todavía en fase de pruebas, para casos de urgencia. Según el diario local en inglés Global Times cientos de miles de ciudadanos chinos podrían beneficiarse de la vacuna antes de su comercialización, que está prevista para finales de año.
La otra gran apuesta china. Este proyecto se basa también en la inoculación del virus inactivado y ha sido testada con éxito en un ensayo con 600 participantes, cuyos resultados han sido publicados en un repositorio de artículos científicos, aunque no en una revista de prestigio tras someterse a una revisión por pares.
El proyecto de CanSino, una biotecnológica china, junto a la Academia Militar de Ciencias Médicas ha superado las fases clínicas 1 y 2, pero la OMS no tiene constancia de ensayos de fase 3, aunque sí está planificada su realización. Sin embargo, tras comprobar que en las pruebas realizadas la vacuna genera una fuerte inmunidad, el Gobierno chino ha aprobado su uso entre el Ejército, aunque aún no ha sido certificada por ningún organismo de prestigio, más allá del propio Estado chino.
Fuente: 20 Minutos