El brexit se peleará golpe a golpe y nadie espera una victoria por ko sino a los puntos. Pero en ese igualado combate, el primer zarpazo de Bruselas va a ir directamente contra la poderosa y lucrativa Agencia del Medicamento, la autoridad europea con sede en Londres temida y cortejada por igual por las compañías farmacéuticas de todo el mundo.
Fuentes europeas aseguran que los preparativos del traslado ya están en marcha y que el objetivo es que la elección de una nueva sede sea una de las primeras decisiones tras la notificación oficial de la salida del Reino Unido de la UE, prevista para finales de este mes.
Se cumpla o no ese plazo, Bruselas pretende que el traslado de la Agencia sirva para visualizar cuanto antes las graves repercusiones que tendrá para Reino Unido la salida del club europeo.
Con casi 900 funcionarios (el 10,6% españoles) y 300 millones de ingresos al año, la Agencia europea del Medicamento (EMA, según sus siglas en inglés) es una de las joyas de la corona de la UE porque de sus análisis depende en gran parte la comercialización de fármacos en un mercado europeo de más de 500 millones de personas. Su traslado a otra ciudad europea supondrá un tremendo impacto para la capital británica en términos de empleo cualificado e, incluso, para la hostelería.
Por la sede de la EMA en el exclusivo barrio londinense de Canary Wharf pasan cada año más de 36.000 personas, entre expertos, científicos, profesionales del sector sanitario y representantes de alto nivel de la industria farmacéutica.
La Agencia, según sus datos, procesa cada año unas 15.000 reservas de hotel en la capital británica y otras tantas se reservan a título particular por parte de los visitantes.
Pero la Agencia es, sobre todo, un centro neurálgico para la regulación de la industria farmacéutica de todo el planeta y su presencia convirtió a Londres en un referente ineludible para el sector, sobre todo, el europeo.
Desde su creación en 1995, la Agencia ha emitido más de 1.000 autorizaciones para la comercialización de productos farmacológicos, lo que ha obligado a gran parte de la industria farmacéutica y de productos veterinarios a contar con representación de alto nivel técnico en la capital británica o desplazar hasta allí a con gran frecuencia a sus expertos.
Rentable
Desde Londres, la Agencia Europea del Medicamento señala a CincoDías que, como parte de sus preparativos, ya está recabando las condiciones que, a su juicio, debe cumplir la nueva sede.
La EMA considera “crucial” una buena “conectividad”, no sólo para su plantilla sino también para las 36.000 visitas de expertos que recibe cada año. La misma fuente apunta a la necesidad de un transporte con buenos enlaces internacionales y, regionales y locales; un edificio que pueda acoger grandes reuniones (el actual tiene 26.000 metros cuadrados) y un sector hotelero con capacidad para albergar a los numerosos visitantes.
La Agencia celebra más de medio millar de reuniones al año y más de 4.000 teleconferencias, según los datos del ejercicio 2015. Ese año, tramitó 113 solicitudes de pre-autorización, a razón de una cuota de 278.000 euros por solicitud, según datos de un informe del Parlamento Europeo sobre el funcionamiento de las principales agencias de la UE.
Ese informe destaca que la autoridad farmacéutica de Londres y la Oficina de Marcas de Alicante son las dos únicas Agencias de la UE que se autofinancian casi por completo, sin necesidad de recurrir al presupuesto comunitario.
La Agencia europea del Medicamento es un organismo tan preciado que la pelea por hacerse con su sede empezó tan pronto como terminó el recuento del referéndum británico del 23 de junio de 2016.
Fuentes europeas reconocen que el día 24, con la victoria del brexit todavía fresca, Bruselas comenzó a recibir llamadas de varias capitales postulándose para albergar la autoridad farmacéutica instalada en Londres desde 1995.
Las mismas fuentes añaden que ya ha habido más de una docena de candidaturas extraoficiales, incluidas las de algunas ciudades españolas como Barcelona o Alicante. Fuentes conocedoras del expediente apuntan a Viena, Dublín, Estocolmo y Copenhague como las favoritas de partida, aunque la decisión final corresponde a los líderes de los 27 países de la UE y el regateo político siempre resulta imprevisible.
El reparto de agencias europeas (la UE cuenta con 44) siempre ha desencadenado agrias batallas por hacerse con la sede. En 2012, el Consejo, la Comisión y el Parlamento Europeo lograron un acuerdo para fijar ciertos criterios en la designación de las sedes y evitar que acabasen en los lugares más extemporáneos.
Esos criterios incluyen, entre otras cosas, la accesibilidad de la ciudad donde se instale, la existencia de colegios internacionales para los hijos de los empleados y la posibilidad de acceso al mercado laboral y a los servicios médicos para hijos y cónyuge.
Fuentes europeas indican que en la elección de la nueva sede de la EMA, la primera Agencia que se traslada como consecuencia de la salida de un país, se tendrán en cuenta esos criterios. Pero la decisión final será más política que nunca.
Fuente: Cinco Días