Cada año la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) realiza un documento donde sus ocho secciones analizan y ponen en común las tendencias que han observado durante ese periodo. Se trata de recopilar información de la que extraer conclusiones que puedan ayudar a mejorar la profesión. De esta manera las secciones de la FIP identifican las tendencias que consideran que son las impulsoras de los cambios en la Farmacia a nivel global. La Junta de Práctica Farmacéutica de la FIP presenta los hallazgos en el ‘Informe de análisis de tendencias‘. “Este informe se puede utilizar en la planificación de los desarrollos futuros que afectarán a la forma en que trabajamos a medida que el mundo emerge de la pandemia de COVID-19”, expresa Daragh Connolly, presidente de la Junta de Práctica Farmacéutica.
“El informe es una valiosa herramienta estratégica para impulsar el cambio a nivel local”
Dominique Jordan, presidente de la FIP
El documento contiene directrices identificadas por cada una de las ocho secciones de la FIP, que abarcan la farmacia académica, biología clínica, información sobre salud y medicamentos, farmacia comunitaria, farmacia hospitalaria, farmacia industrial, farmacia militar y de emergencia, y farmacia social y administrativa. “El informe proporciona una hoja de ruta a los líderes de las organizaciones miembros de la FIP y es una valiosa herramienta estratégica para impulsar el cambio a nivel local”, justifica Dominique Jordan, presidente de la FIP.
Una de las conclusiones que ha dejado la pandemia ha sido la importancia de la Farmacia en nuestros sistemas sanitarios, de ahí el valor del aprendizaje y el desarrollo de nuevas alianzas que impulsen la práctica farmacéutica. Por ello, la primera tendencia analizada es la transformación de la educación farmacéutica a través de nuevas formatos como el aprendizaje digital o la expansión del número de instituciones a nivel mundial que cumplan con la demanda de futuros farmacéuticos.
La gran dificultad que resalta la FIP es que muchas escuelas y facultades de farmacia no ofrecen ninguna educación sanitaria digital a sus estudiantes. “Los mayores desafíos es el acceso a herramientas y datos de salud digital o limitaciones técnicas que incluyen diferencias en las tecnologías de aprendizaje a nivel mundial”, recoge el informe. Sin obviar las brechas en las competencias que surgen entre los países de mayor y menor renta per cápita.
Existe una tendencia creciente a la expansión de los roles de farmacéuticos para garantizar un acceso mas equitativo al paciente
Una de las grandes conclusiones ha sido la necesidad de mejorar el acceso de los pacientes a servicios profesionales que aseguren su continuidad en la atención y la adherencia a la medicación. Existe una tendencia creciente a la expansión de los roles de farmacéuticos para garantizar un acceso mas equitativo al paciente. Nuevos servicios como la renovación de medicamentos, promoción y prevención de la salud a través de las redes sociales y otras plataformas no tradicionales, tratamiento de dolencias menores o la colaboración interprofesional para hacer frente a las crisis y emergencias de salud pública.
“Los farmacéuticos han estado involucrados durante mucho tiempo en la salud pública y respuesta ante emergencias a través de medidas preventivas como detección, vacunas, pruebas diagnósticas y farmacéuticas, así como para garantizar la seguridad y el acceso a los medicamentos durante desastres naturales y pandemias”. Pero ha sido a raíz de la crisis de la COVID-19, cuando estas necesidades han cobrado una mayor relevancia. Aumentar el enfoque en la preparación para epidemias y desastres naturales minimizará los riesgos para el resto de profesionales sanitarios.
“Hay una mayor conciencia a nivel mundial de la importancia de la alfabetización en salud como un activo y un riesgo en el cuidado de la salud”
Los farmacéuticos pueden ser la fuente para disipar mitos o prejuicios y así instruir al público sobre la importancia de la inmunización y sus comportamientos. Este papel colmaría el aumento de las expectativas y necesidades de los ciudadanos sobre la información en salud y medicamentos.
“Hay una mayor conciencia a nivel mundial de la importancia de la alfabetización en salud como un activo y un riesgo en el cuidado de la salud”, explican en el documento. Esta educación motiva un mayor interés en en su bienestar y ayuda a los pacientes a incentivar la prevención, así como a autocontrolarse y lograr una mejor salud.
Muchos farmacéuticos han intensificado el uso de herramientas digitales en su día a día, sobre todo a raíz de la pandemia. Ya sea a la hora de dispensar recetas electrónicas, verificar efectos adversos de medicamentos, acceder a los registros de suministros y brindar apoyo para la adherencia a través de una aplicaciones móviles o llamadas telefónica, entre otras.
La conclusión de la FIP es que existe la necesidad de una mayor inversión en sistemas de datos y automatización. Esto incluye la inversión en ‘big data’, sistemas de salud electrónica, el desarrollo y la disponibilidad de registros de salud personales compartidos entre los sanitarios o procesos de farmacovigilancia. Todo ello “no sólo mejorará la seguridad del paciente, sino que también servirá como una fuente adicional de información para los farmacéuticos”, informan.
El organismo mundial se muestra decidido a fortalecer Las cadenas de suministro para garantizar la calidad y accesibilidad de productos medicinales
La escasez de medicamentos ha sido un foco importante para la FIP. Calculan que alrededor del 80 por ciento de los principios activos a nivel mundial provienen de países como China o India. Una debilidad que se ha visto incrementada por el contexto actual de crisis económica e inflación. Las cadenas de suministro globales se enfrentan a desafíos económicos y afectan la disponibilidad del suministro. “La escasez de medicamentos conduce a una cantidad reducida de opciones de tratamiento, lo que aumenta los costos y conduce a un posible aumento de la carga de la enfermedad”, expresan desde la Federación.
Es por ello que el organismo mundial se muestra decidido a fortalecer dichas cadenas para garantizar la calidad y accesibilidad de productos medicinales. A través del incentivo de nuevos mecanismos de suministro y distribución, medidas para el aumento de precios de medicamentos vulnerables y apoyo a la reindustrialización de aquellos países que tienen su producción muy deslocalizada. El objetivo es mejorar la accesibilidad a los tratamientos a toda la población.
Fuente: El Global