La industria farmacéutica se posiciona como un pilar fundamental sobre el que se asienta la economía española, tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Prueba de ello, según datos del INE, cuenta con un total de 370 compañías farmacéuticas que, en su conjunto, facturaron aproximadamente 25.500 millones de euros durante el 2023. Además, el valor de sus compras ascendió a 14.600 millones de euros, lo que se traduce en que el sector aportó directamente al PIB unos 10.900 millones de euros de valor añadido.
En este sentido, un nuevo informe de la consultoría AFI, 'Contribución socioeconómica de los medicamentos y de la industria farmacéutica en España’, apunta que la aportación de estas compañías va más allá del impacto directo. La propia cadena de valor implica a diferentes actores a lo largo del proceso, como por ejemplo los laboratorios implicados en la investigación y desarrollo de los medicamentos, incluyendo fabricantes de principios activos, excipientes y otros productos químicos como disolventes o catalizadores. Además, la comercialización de medicamentos requiere del envasado, empaquetado y etiquetado, para lo cual se necesitan blísteres de aluminio, prospectos de papel o envases de cartón, entre otros muchos productos.
En 2023, la industria contó con más de 60.600 personas afiliadas a la Seguridad Social de manera directa, el equivalente a 55.500 puestos de trabajo a jornada completa
Junto con el proceso de fabricación, el informe resalta que la industria farmacéutica contribuye también con el pago de servicios inmobiliarios (construcción, alquiler, arquitectura), energéticos (luz, agua, etc.), y otros servicios empresariales, desde aquellos más específicos (como ingenierías, auditorias, certificaciones) hasta aquellos más generalistas (vigilancia, seguridad, limpieza, mantenimiento). De esta manera, y según las estimaciones de Afi, el efecto indirecto de la industria farmacéutica en España ascendió en 2023 a cerca de 8.900 millones de euros de valor añadido.
Otro de los puntos en los que se puede observar el impacto de este sector es el empleo generado. Según Afi, en 2023, la industria contó con más de 60.600 personas afiliadas a la Seguridad Social de manera directa, el equivalente a 55.500 puestos de trabajo a jornada completa. Además del mantenimiento de 107.300 empleos de manera indirecta y 79.600 de manera inducida.
En cifras totales de empleo, se estima que contribuyeron a la generación y el mantenimiento de más de 242.000 empleos en España, lo que equivale al 1,2% del total de ocupados en el mercado laboral del país en 2023. Resultado que, de nuevo, podrían ir incluso más allá, puesto que calculan que cada puesto de trabajo en una empresa farmacéutica propicia la creación de 3,4 empleos en el resto de la economía.
El impacto en el empleo no es solo cuantitativo, ya que las compañías farmacéuticas que operan en España también contribuyen a la competitividad de la industria. Según los datos de Contabilidad Nacional que recoge el informe de AFI este sector es la segunda actividad más productiva en todo el ámbito manufacturero, solo por detrás de la industria petrolera. Más concretamente, cada trabajador industrial farmacéutico genera un valor añadido de 94 euros por hora trabajada, lo que equivale a 175.000 euros al año, más del doble que el trabajador manufacturero promedio.
En cifras totales de empleo, se estima que contribuyeron a la generación y el mantenimiento de más de 242.000 empleos en España, lo que equivale al 1,2% del total de ocupados en el mercado laboral del país en 2023
Algunas de las razones que apuntan en el informe para explicar esta situación pasan por la elevada complejidad del proceso de elaboración de medicamentos; el esfuerzo que supone la propia investigación; y el uso sólido de una base tecnológica óptima; la capacidad de desarrollo de fármacos. Todo ello permite que la OCDE clasifique a los medicamentos como productos de alta tecnología, junto con los productos informáticos, electrónicos y ópticos, y la industria espacial.
Estos datos reflejan la gran relevancia que tiene la industria farmacéutica dentro de las capacidades de producción de bienes de alta tecnología en España, hasta el punto de que ser uno de los países europeos más dependientes del sector en este sentido. Concretamente, seis de cada diez euros de valor añadido de bienes de alta tecnología en este país fueron medicamentos, tres veces más que los bienes electrónicos.
Fuente: ConSalud.es